El cierre de alianzas jujeñas marcó el fracaso de negociaciones de Casa Rosada por evitar dispersión. En Salta, dos espacios batallan por llevar el nombre «Frente de Todos» en intrincado rompecabezas local.
El peronismo norteño volvió a mostrar signos de fractura, visibles ahora por el adelantamiento de las elecciones en Salta y Jujuy. El cierre de frentes jujeño marca que el 27 de junio no habrá lista de unidad, y en cambio se presentarán cinco espacios que responden al PJ, donde irán divididos los dos principales: el que responde al presidente del partido en la provincia, Rubén Rivarola, y el que lideran los legisladores nacionales Carolina Moisés, Julio Ferreyra y Guillermo Snopek.
En tanto que en Salta ya comenzó la batalla por quién se queda con el nombre del Frente de Todos para los sufragios del 4 de julio, en una división en la que un grupo de partidos busca apartar al senador nacional y excandidato a gobernador Sergio “Oso” Leavy, cabeza del Partido de la Victoria. Con menos urgencia electoral, también Tucumán reacomoda las piezas del PJ tras la ruptura entre el gobernador Juan Manzur y su vice Osvaldo Jaldo.
Ahora, pese a los esfuerzos de la Casa Rosada, el diálogo no prosperó. El titular del PJ, Rivarola, inscribió al “Frente de Todos-PJ”, que aglutina el poder territorial con apoyo de los intendentes y la estructura partidaria. En tanto, los diputados nacionales Moisés y Ferreyra, aliados al senador Snopek, presentaron el “Frente de Todos-Todos por Jujuy”.
Más complejo es el escenario salteño, ya que el gobernador Gustavo Sáenz gestiona la provincia con un frente heterogéneo donde confluyen sectores del peronismo y distintos sellos provinciales. En 2019 venció a un Frente de Todos que, curiosamente, no contaba al PJ entre los partidos integrantes. Esa vocación frentista de Sáenz también llevó al desdoble con la elección nacional, para que la conformación de alianzas provinciales pudiera correr en líneas paralelas con la nacional.
Esta semana, cuatro de los nueve partidos del Frente de Todos se adelantaron y reservaron el nombre para un nuevo armado, que apunta a excluir al Partido de la Victoria, que lidera Leavy. Los cuatro espacios que intentaron “primerar” a Leavy son Unidad Popular, Kolina, Frente Grande y Partido del Trabajo y del Pueblo. Sin embargo, el senador nacional también fue a la Justicia con una presentación en donde reclama la propiedad del Frente de Todos. Cuitas también de 2019, donde Leavy presentó una doble candidatura: a senador y gobernador. En la provincia aventuran que una salida es dinamitar el nombre: si todos quieren llevar el estandarte Frente de Todos, la Justicia podría resolver que no lo lleve nadie.
Sáenz, por su parte, articula dos frentes para la provincial: uno con su ala derecha, en alianza con Salta Nos Une de la intendenta capitalina Bettina Romero, y uno con el PJ. Pragmatismo para eludir ensambles de candidatos con contraposiciones marcadas. De cara a las legislativas nacionales, Sáenz (afín a Sergio Massa) negocia con la Casa Rosada para alcanzar una gran confluencia entre el oficialismo salteño y el Frente de Todos. El gobernador pediría poner al segundo candidato a diputado en una lista donde el primer nombre sería afín a Alberto Fernández. Ese escenario sería más ordenado: enfrente estará Juntos por el Cambio, al que se añade el partido Salta Somos Todos de Alfredo Olmedo.
Tucumán, en tanto, no tiene apuros: su legislatura se renueva completa junto a la elección del gobernador. Sin embargo, la disputa Manzur-Jaldo sigue caliente. El gobernador, tras una limpieza de funcionarios del gabinete, trabaja para fortalecerse como líder del PJ, donde es el titular en la provincia y vice a nivel nacional. En ese marco, con miras a 2023, busca aglutinar dirigentes. Una tarea que en 2019 comenzó a hacer cerca de las elecciones, tras la ruptura definitiva con José Alperovich.
Fuente: Ámbito