Compartimos la columna de la periodista Natalia Nieto emitida en el programa Compartiendo su Mañana por Aries FM.

No sé muy bien qué sentimos durante la infancia cuando vimos el adhesivo de “Vivienda Censada” en la puerta cuando se fue el censista, pero sí tengo presente la sensación de ser parte de algo que se suponía iba a mejorar otro “algo”, muy difuso todavía en el pensamiento de una niña.

Hoy sé que cuando el cencista indagaba por los datos familiares, lo hacía para que la información recabada en todo el país, bien utilizada y en el ideal, sirviera para que los Estados diseñaran políticas públicas sobre bases certeras.

Indagando un poco sobre la historia de los censos, encontré un informe muy bueno de la Unidad de Estudios y Proyectos Especiales de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, que precisa que desde el primero, hecho en 1869, y hasta el último, de 2010, se desarrollaron en el país diez censos nacionales (1869, 1895, 1914, 1947, 1960, 1970, 1980, 1991, 2001 y 2010).

Consta en el informe que el primer Censo Nacional se realizó en 1869, bajo la presidencia de Sarmiento. La población nacional era de 1.830.214 habitantes y la población originaria no fue censada, pero se la estimó en 93.138 habitantes (45.291 en Chaco, 3.000 en Misiones, 21.000 en La Pampa y 23.847 en la Patagonia). Salta, según Sarmiento, no tenía etnias.  Uno de los resultados que arrojó el relevamiento fue que el 77% de los habitantes eran analfabetos.

Tras veintiséis años, en 1895 y bajo la presidencia de facto del salteño José Evaristo Uriburu se realizó el segundo Censo Nacional. Se incorporaron zonas que no habían sido censadas antes e introdujeron preguntas sobre religión, fecundidad, propiedad de los inmuebles y nacionalidad. La población total había aumentado a 4.044.911 habitantes. Durante el gobierno de Victorino de la Plaza, en 1914, se realizó el tercero, que relevó una población de 7.885.237 habitantes.

En 1947 se desarrolló el cuarto Censo Nacional, bajo la presidencia de Juan Domingo Perón. La población total que surgió fue de 15.893.827 habitantes. Introdujo la consideración de la familia y el hogar como unidades de análisis y por primera vez se incluyó a la población de las Islas Malvinas, Antártida e Islas del Atlántico Sur. También fue la primera aparición de la figura de “desocupado”.

El Censo de población, vivienda y agropecuario de 1960 fue realizado durante la presidencia de Arturo Frondizi. Incorporó las “uniones de hecho”, ya que anteriormente solo se consideraba al “estado civil”. El Censo determinó una población de 20.013.793 habitantes.

En 1970 y cumpliendo por primera vez con la periodicidad de 10 años establecida en la Constitución Nacional, se desarrolló el sexto Censo nacional de Población, Familias y Viviendas. Fue el primero realizado por el Indec y durante otro gobierno de facto, el de Levingston, con computadoras y lectoras de caracteres manuscritos para el procesamiento de los datos. Pero las cédulas censales fueron provistas por una empresa y las máquinas lectoras por otra, y resultaron incompatibles. Cuestión que los resultados terminaron estimándose años después en 23.364.431 habitantes y a partir de una proyección en base al 10% de las planillas.

En 1980, durante el gobierno de facto de Jorge Rafael Videla, se realizó el séptimo Censo Nacional de Población y Vivienda. Se calcularon 27.949.480 habitantes.

El Censo de 1991 se hizo un año después de lo pautado, porque la crisis económica obligó a postergarlo. Bajo la presidencia de Carlos Menem, reveló una población de 32.615.528 habitantes.

El Censo de 2001, realizado durante la gestión de Fernando de la Rúa, también fue postergado un año por la emergencia económica. La población que surgió fue de 36.260.130 habitantes. Se examinó sobre discapacidad, descendencia o pertenencia a los pueblos originarios y equipamiento tecnológico del hogar.

En 2010, durante el bicentenario de la Revolución de Mayo, se desarrolló el hasta ahora último Censo Nacional de la Argentina. Este Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, que fue realizado durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, retomó la convención de concretarlo durante el primer año de la década. El Censo incorporó el relevamiento de la ascendencia africana –algo que no se censaba desde 1895–; se afianzaron las temáticas de pueblos originarios y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC); y se registraron las parejas del mismo sexo que convivían en un mismo hogar. El Censo, que coincidió con el fallecimiento del expresidente Néstor Kirchner, fue cuestionado por las autoridades que asumieron en Indec tras el cambio presidencial de 2015.

En cambio, la edición 2022, contiene preguntas específicas sobre pueblos originarios, afrodescendientes y diversidades sexuales y sus respuestas, servirán para diseñar políticas más adecuadas a la real composición de la población.

A decir de José Figueroa Alcorta, en ocasión del tercer Censo Nacional, “el balance de nuestra actividad colectiva, o sea el Censo General, nos dirá lo que somos y lo que podemos ser; revelará con guarismos aptitudes y deficiencias, causas y efectos, factores positivos y negativos de interés general; y nos señalará el mejor camino para proseguir con éxito la evolución incesante en todos los órdenes de la vida.”