El Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir inició la Campaña contra el Chineo, una denigrante práctica que consiste en la violación de niñas. En 2015, el caso conocido como Juana visibilizó los abusos cuando una niña wichi de 12 años sufrió un ataque sexual en manada. Por Paola Soldano

Las mujeres indígenas buscan erradicar el «chineo», la violación de niñas de comunidades originarias, por lo que lanzaron una campaña pública de difusión y piden la sanción de una ley que las proteja de estos abusos, «disfrazados de costumbre cultural».

«El objetivo de esta campaña es la abolición del «chineo» y la implementamos a través de la difusión de lo que significa esta práctica ilegal, ya que muchos desconocen su significado«, expresó a Télam Noelia Chumbita, de la Nación Diaguita.

De esta manera, Noelia se refirió a la Campaña contra el Chineo que inició el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, que no solamente busca abolir esta práctica, sino que también pide «una ley que sancione esta actividad».

Para Moira Millán, luchadora social de este movimiento, el chineo «es una práctica aberrante, machista, sexista, violenta, criminal, que lamentablemente se ha ido perpetuando a lo largo de los siglos».

Se trata de «la invasión a nuestros territorios, que fundamentalmente afecta a los pueblos indígenas del norte del país», marco en el cual, «generaciones tras generaciones las mujeres hemos sido violadas desde niñas», advirtió.

«Esta lamentable y terrible aberración sexual está calificada por observadores del Estado, por funcionarios administradores de justicia, como un rito iniciático de la actividad sexual, como parte de una cultura», detalló Millán.
Luego, explicó que desde el movimiento que integra «estamos denunciando que no es algo cultural que se pueda justificar», y aseguró que «hay impunidad».

«Hay un doble crimen, el del violador hacia el cuerpito de las niñes y el silenciamiento social racista, que asume que es cultural y que está bien que los criollos que tienen cierto poder político y social violen a las nenas de entre 8 y 10 años«, opinó.

Finalmente, dijo que «estamos diciendo basta al «chineo'», en una campaña que «a lo largo de todo el año vamos a tratar de instalar en todos los estamentos y espacios sociales».

«La impunidad lo disfraza de costumbre cultural»

Por su parte, Chumbita indicó que «semejante delito» es posible «por la impunidad, que lo disfraza de costumbre cultural», y destacó que a las actividades de concientización se le suma la búsqueda de «una ley para respaldarnos».

«Aparte de la concientización, es pedirle al Estado la protección de todas las hermanas que sufren estos hechos, el acompañamiento psicológico, el crear políticas públicas que puedan de una forma u otra sanar estas heridas», afirmó al referirse a la posibilidad de contar con una ley.

Asimismo, manifestó que «exigimos la condena inmediata para los abusadores y justicia para nuestras niñes».

Chumbita destacó la importancia de la empatía en estos casos y afirmó que «somos las voces de nuestras hermanas que no pueden gritarlo, que tienen que ocultarlo y vivir día a día con esta amenaza, por hechos que cometen generalmente los propios vecinos, la propia sociedad que convive con ellas».

«Que los medios nos puedan ayudar en esta lucha es de muchísimo valor», finalizó.

En tanto, la abogada feminista Mónica Menini consideró que el «chineo» es «lamentablemente una práctica antigua, que continúa» y que en Salta «ha sido naturalizada no solo por la comunidad o los criollos, sino por factores importantes de poder, como el Poder Judicial», que «tendría que ser protagonista».

«En esto estamos haciendo una bisagra, visibilizando lo que viene sucediendo», explicó la profesional, especialista en género y políticas públicas.

Menini anticipó que «hay muchos factores que se entrecruzan» en estos hechos, tanto «étnicos como raciales y sociales», y acotó que «no se trata solo de la violación del espacio-tierra sino del cuerpo de las mujeres, que viene desde hace muchísimos años».

Recordó el caso Juana, presentado en foros internacionales para visibilizar esta realidad y como una bisagra, y consideró esta práctica como «un grave atentado contra los derechos humanos».

«Juana abrió la caja de pandora del ‘chineo'», dijo, y añadió que «estas mujeres tienen todo en contra», incluso «el abandono del sistema».

La historia de Juana

El caso conocido como Juana ocurrió en noviembre de 2015, en el paraje salteño Alto La Sierra, donde una niña wichi de 12 años sufrió un ataque sexual en manada, y tomó notoriedad en mayo de 2016, cuando se supo que la niña estaba embarazada, aunque una junta médica decidió interrumpir la gestación a las 34 semanas, por ser un embarazo anancefálico.

El 25 de febrero de 2019, los seis acusados de violar a esta niña fueron condenados a 17 años de prisión por el Tribunal del Juicio de Tartagal, que además declaró responsables penalmente a dos menores imputados en la causa, mientras que un tercer menor fue declarado en rebeldía.

«El caso de Juana, que fue muy nacionalizado por la prensa, finalmente se constituyó en la primera condena de una violación en banda de una niña indígena en nuestro país», dijo Menini, al tiempo que resaltó que fue una «condena ejemplar».

Fuente: Télam