Compartimos la columna de la periodista Natalia Nieto emitida en el programa Compartiendo su Mañana por Aries FM.

Dada la indignación que me generaron la mayormente triste sesión de la Cámara de Diputados de Salta de ayer, en la que legisladores aprovecharon su banca para confundir entre la supuesta “ideología de género” y la necesaria perspectiva de género; y el fallo conocido hoy, en el que un juez salteño pasa por encima de la Ley sancionada por el Congreso y sobre los derechos de una mujer, este miércoles prefiero hablar de otros negacionistas, que hacen tanto daño como los anteriores.

Concentrada ahora en la campaña «traigan más vacunas» (o en sus variables «no llamaron a Pfizer para hacer la ley»), la oposición dejó de lado por el momento las anteriores y antagónicas: «la vacuna es veneno», «infektadura», «no nos encierren más». Sin embargo siguen muy activos los grupos que convergían en sus marchas en todo el país: militantes negacionistas, contra el aislamiento, las vacunas y los barbijos. Una expresión reciente fue la docente secundaria de Santa Cruz que sostenía que la covid no existe ante adolescentes y sus familias, ya separada de su cargo y con un sumario abierto por atentar contra la salud pública.

Hace poco también fueron noticia los autodenominados Médicos por la Verdad, que terminaron presos tras convocar a una marcha en el Monumento a la Bandera, en pleno aislamiento. La colega Micheletto rastreó cómo, además de ser antivacunas, antiderechos en general y anti IVE en particular, están vinculados a la derecha radical, como ocurre en todo el mundo. Pero estos médicos tienen otra característica en común: vienen de recorridos más que dudosos en sus prácticas clínicas previas y acumulan denuncias por mala praxis y truchadas varias. Algunos tienen sus matrículas inhabilitadas y muestran extraños recorridos por diferentes provincias para ejercer su profesión; muchos dejaron de ejercer aunque siguen anteponiendo su título al presentarse.

Al frente de su cruzada negacionista, han cosechado preocupantes apoyos institucionales. Por caso, llegaron a dar charlas en escuelas y en una comisaría de Salta. En Resistencia, hasta fueron recibidos por el intendente de la capital de Chaco y declarados de interés cultural; en Saenz Peña les abrieron el Concejo Deliberante para que promuevan un «debate». Tras pagar una fianza de 200 mil pesos, ahora están obligados judicialmente a no volver a hacer manifestaciones públicas, aunque siguen encontrando la manera de hacerse visibles en las redes.

Al frente del aula

A la abogada Rosa Razuri el Consejo de Educación de Santa Cruz ya la separó preventivamente de su cargo al frente de la materia «Formación Etica y Ciudadana» en la escuela industrial de Las Heras, y se le inició una investigación sumaria. Su caso se hizo conocido luego de que se viralizara una reunión de padres por zoom en la que negó la existencia del COVID y trató de «inmaduras» y «atrevidas» a las madres. En esa reunión Razuri llegó a afirmar que «las vacunas se hacen con bebés abortados vivos», aggiornando una fake de larga data.  Razuri es excandidata del PRO y en 2018 estuvo a punto de asumir la conducción del partido en su provincia, pero como en Salta, fue intervenido. Es una activa militante anti IVE y actualmente integra el partido NOS, de Juan José Gómez Centurión, en un patrón de derecha que se repite en otros antivacunas.

Como dijimos, otro de los antiderechos que ostentan un CV oscuro, es el de Arriaga, que además de dejar ciego a Carlos Cipriano Valle, de El Bolsón, tuvo que cumplir una probation por truchar una operación en Ushuaia. Luego de eso, se mudó a El Bolsón, pero con la denuncia de Valle, volvió a cambiar de provincia, en una errática carrera que se refleja en la acumulación de matrículas en CABA, Tierra del Fuego, Chubut y Río Negro. En otros casos, como Leonardo González Bayona, hay inhabilitación permanente para ejercer en la provincia de Buenos Aires, o temporaria, como la de Alejandra Chiappano. Ambos son fervientes impulsores de la cruzada negacionista.

Al igual que la más mediática Chinda Brandolino –que fue una de las más aguerridas expositoras celestes en el debate por la sanción de la IVE- la médica Chiappano fue contra el proyecto de ley de vacunas, en 2018. Azorados, en el Congreso escucharon su preocupación por “los niños dañados a causa de la vacunación”, y convencida de que «están inyectando mercurio y aluminio en nuestro sistema nervioso central”.

Los recorridos clínicos previos de estos médicos son extraños y erráticos, todos parecen acumular mudanzas y cambios de matrículas por provincias.

Recordemos que Arrriaga comenzó una «cabalgata por la verdad» para difundir el mensaje anti vacunas y negador de la pandemia. Cuando llegó a Mendoza, cambió los caballos por una 4 x 4, y de Rosario en adelante llamó a hacer la «caminata 400 kilómetros de libertad». Aunque el traspié legal alteró los planes, porque fue imputado por instigación a cometer delitos, por incitar e inducir públicamente a un grupo de personas para agruparse en el Monumento a la Bandera, en Rosario

Las charlas de Arriaga encontraron a veces un límite legal, como en Cachi o en Tucumán, donde no lo dejaron hacer reuniones violatorias del aislamiento. Increíblemente, en algunas provincias como Jujuy y Salta, lo invitaron a escuelas para que fuera a dar sus charlas negacionistas. Y en Coronel Moldes, fue a dar una capacitación a la comisaría.

En Salta, personajes peligrosos como éste, tienen repliquitas. Son chiquititos: a menor escala, se ensamblan peligrosamente en la oposición política y mediática dispuesta a minar cualquier medida que se adopte (incluidas las de cuidado) a como dé lugar. Son terraplanistas, negacionistas y una amenaza.

Como pasa también en un juzgado salteño, donde el negacionismo es para la Ley vigente y un varón que tiene cinco abogados varones, interpone un amparo contra una mujer, ante un juez varón, que falla a favor del varón, que además, cuenta con un funcionario de Salud, varón, que diligentemente avisa a todo el sistema de salud que cumplan lo que dice el juez varón e impida la concreción de un derecho de la mujer. La pregunta final sería ¿cómo se llama la obra? El negacionismo también brilla en la Provincia.