Según estudios realizados por investigadores del INTA Salta, la inclusión de estas especies como cultivos de servicio constituye una alternativa prometedora para la rehabilitación de agroecosistemas en el NOA.
El poroto común es una de las legumbres más importantes del mundo, representando la fuente principal de proteína y carbohidrato de la base alimenticia humana en muchos países de África y América Latina.
Argentina es una de las cinco principales exportadoras del cultivo a nivel mundial, concentrándose en las provincias de Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero, exportándose el 97% de su producción.
Tradicionalmente, el manejo del cultivo de poroto se basó en prácticas agrícolas intensivas en monocultivo, lo que con el paso del tiempo ha causado una importante degradación del recurso suelo, con consecuencias negativas en los servicios ecosistémicos que éste brinda.
“La pérdida del carbono del suelo y los nutrientes asociados, la alteración de la calidad física y química, así como la pérdida de la diversidad microbiana y el aumento de enfermedades del suelo son algunos de los síntomas de los procesos degradatorios”, admite en un trabajo la doctora Carolina Pérez Brandan, especialista del INTA Salta.
Por ello es que la inclusión de cultivos de servicios es una alternativa viable para mantener o restaurar la sostenibilidad de los sistemas agrícolas.
Planteos diversos
En este sentido, el grupo de trabajo del Laboratorio de suelos del INTA Salta (RRNN), planteó diversos ensayos de campo con el objetivo de analizar el efecto de inclusión de Brachiaria brizantha (pasto tropical perenne) y maíz (Zea mays) como cultivos de servicio de verano.
En el marco de estos ensayos, y en un sistema degradado de monocultivo de poroto ubicado en el predio del INTA Salta, se busca establecer su relación con la actividad biológica del suelo, las propiedades fisicoquímicas y la incidencia de las principales enfermedades en el cultivo causadas por hongos de suelo.
Resultados logrados
Luego de seis años de ensayos sobre la introducción de los cultivos de servicio, tanto de Brachiaria como de Maíz en la secuencia de cultivos, se logró una mejora significativa en las propiedades físicas, químicas y biológicas en la rizósfera de poroto, generando así un ambiente edáfico favorable y saludable al disminuir también la incidencia de enfermedades.
En palabras de la doctora Pérez Brandan, quien además es responsable profesional del laboratorio de suelos del INTA Salta e investigadora del Conicet, se observó una menor incidencia de las enfermedades causadas por hongos de suelo en los tratamientos que incluyeron particularmente brachiaria. “Esto estuvo asociada a un aumento de las poblaciones de potenciales biocontroladores como: Trichoderma spp., Gliocladium spp. y actinobacterias”, expresó.
En ese sentido, fue concreta: “A partir de nuestras investigaciones, sugerimos la implementación de dos ciclos consecutivos de B. brizantha, para contrarrestar los efectos negativos que pueden llegar a producirse a partir de la práctica del monocultivo. Así, estaríamos en condiciones de reducir las enfermedades radiculares causadas por hongos de suelo de la rizósfera de poroto debido a una mejora en las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo en el marco de una agricultura sostenible” destacó la especialista.
Mejoras en el suelo
Una de las principales formas para reducir enfermedades y mejorar la calidad del suelo es a través de la mejora en la salud radicular, debido a cambios en la microbiota del suelo como consecuencia de la inclusión de cultivos de servicio en la secuencia de cultivo. Un beneficio que sólo puede obtenerse mediante la rotación de cultivos y la diversificación de los sistemas agrícolas.
Asimismo, el estudio reveló que la inclusión de B. brizantha durante seis años produjo un aumento significativo en la actividad biológica global en la rizósfera de poroto.
A su vez, esta inclusión derivó en un incremento de la biomasa microbiana, lo que estaría asociado a un mayor incremento del carbono orgánico del suelo y del contenido de proteínas del suelo relacionadas con la glomalina.
Mayor disponibilidad de carbono lábil
“Esta mayor actividad biológica global podría estar asociada con una mayor disponibilidad de carbono lábil derivado del desprendimiento de raíces, exudados y muerte de raíces que estimula las actividades biológicas” remarcó Pérez Brandan.
Considerando que la glomalina actúa como un importante agente involucrado en el secuestro de carbono, los altos niveles encontrados podrían deberse a un aumento en la tasa de descomposición de los diversos propágulos de hongos micorrízicos arbusculares, presentes en la rizósfera de poroto después del empleo de cultivos de servicio.
En definitiva, y partir de las investigaciones realizadas por el Laboratorio de suelos de INTA Salta, se sostiene que el empleo de cultivos de servicio fue capaz de contribuir a la sostenibilidad de los sistemas agrícolas diversificados en la región de estudio, y constituye una alternativa prometedora para la rehabilitación de suelos para uso agrícola.
Fuente: El ABC Rural