La geopolítica y las presiones corporativas en la ruta extractiva del litio. El guiño de Javier Milei a Elon Musk y al gobierno estadounidense reactivó las alarmas. Aunque el mineral es propiedad de las provincias, desde el gobierno nacional prometen allanar el camino. Empresas chinas, australianas y coreanas hacen lo propio desde hace años y nadie controla. Los ejemplos de Chile y Bolivia, vecinos que también tienen el recurso.
Por Pablo Esteban
De hecho, el vínculo le interesa especialmente al multimillonario porque un mundo que se prepara para la transición energética requiere, sobre todo, de tecnologías de almacenamiento de energías sustentables. Y el mineral que abunda en tierras jujeñas (y en otras provincias) es especialmente atractivo. Sencillamente, los autos eléctricos que fabrica Musk en Tesla necesitan atesorar energía limpia para funcionar, y el presidente argentino quiere darle el gusto, pero no lo tendrá tan fácil. Desde 1994, los recursos mineros corresponden a las provincias, que son quienes deciden cómo explotar sus activos.
En el último tiempo, Argentina ha avanzado en la producción de litio con el objetivo de siempre: agregar valor agregado con el propósito de que las potencias extranjeras no se lleven la materia prima. Bajo esta premisa, en octubre se inauguró UniLib, la primera planta de fabricación de baterías de litio de Latinoamérica. Del proyecto, participan instituciones como el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (ahora degradado a Secretaría), el Conicet, la Universidad Nacional de La Plata, Y-TEC e YPF Litio. El objetivo, según se anunció en su inauguración, es producir 2500 baterías al año para almacenar energías renovables. Además de intentar comercializar productos y no insumos sin procesamiento, los objetivos subyacentes se vinculan con generar puestos de trabajo calificado y alimentar el fuego de la soberanía energética a través de la promoción del conocimiento autóctono.
Con el cambio de gobierno, uno de los principales obstáculos es que Y-TEC no tiene ni su nuevo directorio ni su gerente general designado por parte de las nuevas autoridades de YPF. Por lo tanto, no se sabe demasiado sobre cuál será el futuro de la compañía. De hecho, hay una incógnita mucho más compleja: la gestión actual manifestó la intención de privatizar YPF. Así lo refiere a Página|12 Roberto Salvarezza, expresidente del directorio de Y-TEC y de YPF Litio: “El proyecto de que una empresa con mayoría estatal pueda participar en la industria del litio está en peligro si se privatiza YPF. En sus inicios, implicó el comienzo de la exploración y la búsqueda de litio por parte de YPF en un extremo de la cadena y la puesta en marcha de la planta de celdas de baterías de ion litio en el otro. Una propuesta integral que apuntaba a la soberanía tecnológica y energética”.
Musk hasta en la sopa
El lector podría imaginar a Musk en una de sus lujosas oficinas, rodeado de asesores a los que no escucha, con la mirada puesta en un mapa prolijamente desplegado. Allí, una de las banderitas doradas está colocada en territorio argentino. Claro que está interesado en el negocio de las telecomunicaciones y los satélites, pero sus anhelos van más allá de Starlink, pues, el premio mayor es el litio que necesita para Tesla, su compañía de autos eléctricos. Según se calcula, en 2023 fabricó nada menos que 1.8 millones de unidades.
Aunque el litio fue descubierto hace dos siglos, su interés comercial se potenció con el imperativo de la transición energética. El cambio climático de esta época vuelve urgente la puesta en marcha de acciones para combatirlo, y hoy el mercado verde es observado con buenos ojos por los multimillonarios de todas las latitudes. Se trata de un mineral ligero, un elemento fundamental para estructurar los nuevos sistemas de almacenamiento de energía que ya no requieren de la quema de combustibles fósiles.
Cuando Milei fue electo presidente tras imponerse en el balotaje, Musk le envió un mensaje en X: “La prosperidad está por llegar a la Argentina”. Como respuesta, en ocasión de la cadena en que el libertario explicó los alcances del último DNU, le devolvió gentilezas y nombró específicamente a “Starlink”, la compañía del multimillonario que se encarga de prestar servicios de internet a partir de satélites de órbita baja. A partir de un esquema que “mina los cielos” (ya colocó unos 4 mil a 550 kilómetros de la tierra), en el corto plazo podría desplazar a la nacional Arsat que, de hecho, podría ser privatizada y absorbida por el propio Musk. Un negocio redondo.
En los últimos días, sentado en la mesa de Mirtha Legrand, Milei manifestó con alegría que tanto Musk como el gobierno de Estados Unidos “estaban muy interesados” en el litio argentino. Así lo explica Bruno Fornillo, investigador del Conicet y experto en estudios sociológicos de litio: “Lo de Musk es una vía de entrada directa. Forma parte de la presión general que hace Estados Unidos en materia económica, militar y política en América Latina, básicamente, en contra de China”. Y continúa: “Lo cierto es que en el presente, el gigante asiático es quien domina el campo de la electromovilidad y el nuevo paradigma energético, con unos diez años de adelanto con respecto a sus competidores. Ello provoca que, por primera vez, el capitalismo atlántico sea decadente. En este escenario, aprovechando sus buenos vínculos con Milei, Musk quiere ver si puede hacerse de alguna tenencia. Será difícil, en principio, porque los recursos mineros son de las provincias”.
China, EEUU y su guerra por otros medios
Ante la amenaza de que el gobierno actual pudiera subastar el norte argentino al mejor postor, surgieron algunas propuestas orientadas a evitarlo. La principal iniciativa se vincula con la creación de la Empresa Federal de Litio, un intento de las provincias que tienen el recurso de poder decidir sobre el futuro de este activo. Se trata de una alternativa posible, ya que con la reforma constitucional de 1994, el entonces presidente Carlos Menem entregó a las jurisdicciones los recursos mineros. Esta decisión, si bien fue positiva para las provincias, en la práctica trajo más problemas que soluciones: en la actualidad, el escenario está caracterizado por un mosaico de heterogeneidades, acuerdos variopintos entre los diferentes gobiernos y las empresas internacionales. Si bien la nación podría haber actuado para proteger los recursos y ordenar el espectro de opciones, nada de eso ocurrió.
Más allá de que el actual presidente esté interesado en realizar esfuerzos para que Musk y el gobierno de Estados Unidos puedan aprovechar el litio local, en paralelo, China ya está haciendo lo propio. Lo que aún significa más: actualmente los salares están abarrotados de firmas extranjeras. “Hay salares que están en manos de empresas chinas, pero también coreanas, alemanas, francesas, canadienses y australianas. YPF posee tenencias muy menores y, con suerte, podría comenzar a explotar litio en cinco años más o menos”, detalla Fornillo.
El nuevo gobierno, sin embargo, ha pateado el tablero en favor de Estados Unidos. Una buena noticia para Washington que tiene los ojos puestos en la región. A principios de 2023, la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, advirtió que una de sus principales preocupaciones en relación a China es la disputa por el litio. Alberto Fernández, por su parte, se reunió con Xi Jinping a mediados de octubre y mantuvo un encuentro con directivos de Gotion, empresa china que fabrica baterías de litio y ya tiene inversiones en el país. Los fuegos cruzados recién comienzan.
Chile y Bolivia: los otros vértices del triángulo
El litio es un recurso estratégico, clave para las décadas que siguen, gracias a su capacidad de almacenar energía limpia y reemplazar a los combustibles fósiles. Hoy el mundo encuentra su principal uso en baterías para celulares y automóviles eléctricos. Argentina, Chile y Bolivia conforman el triángulo del litio y en total se estima que concentran el 60 por ciento de las reservas.
De manera reciente, Chile presentó su Estrategia Nacional del Litio, basada en la articulación público-privada. La empresa estatal Codelco —la principal productora de cobre del planeta— se asoció con la minera SQM, que detenta experiencia en la explotación de litio, y trabajarán juntas desde 2025 a 2060. Para el presidente Gabriel Boric se trató de “un hito sin precedentes”, en la medida en que prevén incrementar la producción del recurso de 168 mil toneladas en 2022 a 300 mil toneladas anuales.
Bolivia, por su parte, inauguró su primera planta industrial de carbonato de litio y anunció que producirá 15 mil toneladas anuales; aunque el objetivo, hacia 2026, es llegar a las 100 mil toneladas. El mandatario Luis Arce calificó este acontecimiento como “histórico”, ya que contribuirá a acelerar la industrialización del mineral. En esta línea, el gobierno firmó acuerdos para avanzar en la aplicación de tecnología de extracción directa con compañías de China y Rusia. De acuerdo a un estudio realizado por el propio Estado boliviano, se afirma que dispone de 23 millones de toneladas de litio y, como resultado, se ubica como la primera reserva mundial del recurso.
De las tres puntas que conforman el triángulo, la única que no hace nada es la argentina. El norte está en venta y ni siquiera un murmullo corta el viento.
Fuente: Página 12