El diario La Nación destaca que el Presidente calificó de “amigo” al mandatario salteño, que tiene una trayectoria política zigzagueante; la visita nacional también generó controversia en la provincia
Sáenz desdobló y adelantó los comicios provinciales, primero a julio y luego -por la cuestión sanitaria- a agosto. La decisión había caído mal en la Casa Rosada, donde se quejaron de las provincias que irán tres veces a las urnas. Pero el gobernador salteño se aferró al pragmatismo, ante la necesidad de provincializar las elecciones para jugar con su frente político despegado de la contienda nacional.
La gran duda que persiste en la política salteña es cómo jugará Sáenz en la elección nacional. “Puede jugar solo, no jugar y dar libertad de acción o jugar con el Frente de Todos. Hay final abierto”, dijo a LA NACION un importante referente salteño que sigue de cerca los movimientos del gobernador.
En la Casa Rosada no niegan la intención de buscar un acercamiento. “En la elección provincial no, en la nacional puede ser”, respondió a LA NACION un importante funcionario del gabinete de Fernández consultado sobre la posibilidad de avanzar en un armado del Frente de Todos con Sáenz.
Así las cosas, la visita del Presidente a Salta implicó en los hechos un relacionamiento con el gobernador, al que siempre se lo vio como líbero. La relación de Sáenz con la Casa Rosada arrancó fría: fue el último mandatario provincial en ser recibido por el jefe del Estado, en agosto de 2020. El único que le abrió puertas a Sáenz en el Gobierno fue Sergio Massa. Ambos compartieron la aventura electoral de 2015 -en una fórmula presidencial- y cultivaron una fuerte amistad que persiste hasta hoy. Anoche, en las calles de Salta, hubo protestas por la visita del Presidente.
El viaje
Invitado oficialmente, Fernández viajó ayer a Salta con una parte importante de su gabinete, cenó con Sáenz en Las Costas, pernoctó en la provincia y brindó un discurso con eje en el federalismo y en la concertación, en el que reivindicó fuertemente la figura de Güemes. Al gobernador lo llamó “amigo”.
Otros gestos fueron, en cambio, equívocos. Fernández viajó con Pamela Ares, funcionaria del Ministerio de Trabajo y quien se perfila como candidata a senadora provincial por el Frente de Todos, para competir con el espacio de Sáenz. Además, durante la vigilia en honor al héroe gaucho, apareció un grupo de militantes para apoyar al Presidente, lo que provocó una enorme controversia en la provincia.
Esto es porque el COE de Salta había definido suspender el tradicional desfile de gauchos para evitar aglomeraciones, con un precio social alto por la relevancia de la fecha. Finalmente la situación se desbandó con un costo político para el gobernador. “Vamos a investigar. Le he pedido a la gente de Casa Militar que nos diga quiénes son los responsables de esto”, dijo Sáenz sobre el episodio.
Sáenz ganó en 2015 la intendencia de Salta capital con el romerismo, para luego, ese mismo año, integrar la fórmula presidencial con Massa, lo que le otorgó una vidriera nacional. Durante la gestión de Cambiemos tuvo una estrecha relación con la Casa Rosada al punto que jugó alineado a Macri en 2017. En 2019, ganó la gobernación con un frente provincial ampliado donde abrevaban sectores peronistas pero también de Juntos por el Cambio. Con el triunfo del Frente de Todos en 2019, Sáenz intentó vincularse nuevamente con el gobierno nacional y Pro orgánicamente se separó de su figura. Ahora, su mayor objetivo es provincializar la elección de medio término.
“La gran duda es si este año habrá tres o dos listas en las elecciones nacionales. Si Sáenz acuerda con el Frente de Todos, el Gobierno podría pintar de celeste a Salta en el mapa electoral. El viaje podría ser un punto de partida, pero todavía no se sabe”, dijo a LA NACION un referente provincial de buen diálogo con el gobernador.
En la Casa Rosada acotaron: “Sáenz es una caña al aire que podría ser aliado. Es un interrogante”.
Fuente: La Nación