A través de un decreto, el Gobierno estableció hasta el 31 de diciembre un valor del petróleo crudo a nivel local de US$ 45 -el llamado «barril criollo»- bajo el argumento de reactivar la industria hidrocarburífera nacional y garantizar la continuidad de los puestos de trabajo.
La decisión oficial coloca el precio del petróleo argentino por arriba del internacional. La variedad Brent -que es la referencia mundial, que se utiliza en Argentina– estaba este martes a alrededor de US$ 34,50, es decir a menos de 10 dólares que el criollo.
La fijación de un valor más elevado era reclamado por los gobernadores de las provincias hidrocarburíferas, las empresas productoras de petróleo -uno de los que más empujó el decreto fue Miguel Galuccio, el dueño de la petrolera Vista y ex titular de YPF bajo la presidencia de Cristina Kirchner– y los gremios petroleros de la Patagonia, que temían por la pérdida de puestos de trabajo debido a que con el crudo a menos de US$ 35 a las empresas no les resulta «negocio» hacer nuevas perforaciones.
«El decreto está perfecto«, dijo Guillermo Pereyra, secretario general del gremio de los Petroleros de Neuquén, La Pampa y Río Negro. «Ahora Argentina queda ajena a las variaciones del valor del crudo por las peleas entre Estados Unidos y Rusia y de lo que hace Arabia Saudita. Era importante tener un precio sostén para la actividad», agregó el sindicalista.
Pereyra también observó que «en esto hay intereses contrapuestos y por eso demoró tanto en salir el decreto. Había muchas posiciones encontradas».
Y sí, hay posiciones encontradas. Incluso en el propio universo gremial. El decreto abrió una grieta entre los sindicatos.
La Federación Argentina Sindical de Petróleo, Gas y Biocombustibles (FASiPeGyBio), que representa, entre otros, a los 5.000 trabajadores de las refinerías que hay en el país, quedó en estado de «alerta» tras conocerse el decreto.
«Se obliga a las refinerías a comprar el petróleo más caro del mundo», dijo el tesorero de la Federación, Gabriel Matarazzo. «No quiero aparecer como lobbista de las empresas, pero acá las únicas que claramente se benefician son las provincias. Este decreto puede generar consecuencias muy negativas en nuestra actividad».
Según Matarazzo, al subirle la materia prima a las refinadoras éstas podrían paralizar su actividad o «readecuar su cantidad de personal. Esto que hicieron genera temor».
El sindicalista no reclama contra que se haya fijado un valor del barril criollo sino que «ahora debería tomarse alguna medida para compensar a las refinadoras. «
«El Gobierno contempló la situación de un sector y ahora debería contemplar al otro», añadió Matarazzo.
En su artículo 3°, el decreto establece que «durante el plazo de vigencia de la medida las empresas refinadoras deberán adquirir el total de la demanda de petróleo crudo a las empresas productoras locales». En criollo: no podrán traer del exterior petróleo más barato.
En Argentina hay ocho refinadoras, distribuidas en Luján de Cuyo (YPF); La Plata (YPF); Plaza Huincul (YPF); Bahía Blanca (Trafigura, dueña de la marca Puma Energy); Dock Sud (Raizen, operadora de Shell); Campana (Axion); 25 de Mayo (Refipampa); y Salta (Refinor).
Por la baja en el consumo de los combustibles, las refinerías están trabajando a media máquina.
Fuente: Clarín