Se conmemora este jueves, 20 de agosto el Día del Activismo por la Diversidad Sexual, en honor a Carlos Jáuregui, primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), uno de los pioneros en visibilizar y lograr derechos para la población LGBTIQ+ en el Argentina.
«En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política», es una de las frases de Jáuregui que define cómo vivió y militó.
Además de la CHA, fue uno de los fundadores, junto a César Cigliutti, de la Marcha del Orgullo, y autor del libro «La homosexualidad en Argentina». Hay una plaza, una estación de subte y el cuadro de Jáuregui está en el Salón de las Mujeres, Géneros y Diversidad en la Casa Rosada.
Había nacido el 22 de septiembre de 1957 y murió el 20 de agosto de 1996. Un libro y el film «Un Puto Inolvidable» relatan su vida intensa y potente.
El 23 de mayo de 1984 la revista 7 Días publicó en tapa al activista, que en ese momento tenía 26 años, abrazado a Raúl Soria, con el título El riesgo de ser homosexual en Argentina, la primera aparición pública de Jáuregui, recordó Cigliutti, actual presidente de la CHA.
«Y sí, era el riesgo de que nos echen de nuestra casa, de perder el empleo, de ir presos, de que nos lastimen y de que nos asesinen. Así eran las cosas. Y él asumió ese riesgo y fue el presidente de la primera organización LGBTTIQ+ de la Argentina después de la devastadora dictadura cívico militar», resaltó el dirigente.
Ya en democracia, a partir de 1983, la policía «nos encarcelaba y decían que estábamos ‘enfermos'», añadió.
«Carlos y otras cientos de personas fundaron entonces la CHA y durante los primeros y peores seis años fue la única organización que se enfrentó a una extrema discriminación por nuestra identidad. Carlos Jáuregui fue el que le dio el marco de los derechos humanos al reclamo originario por la derogación de los edictos policiales», compartió Cigliutti.
Y resaltó que «la militancia de Carlos siempre tuvo un marco institucional. Nadie nunca lo hizo solo y él supo acompañar y construir un movimiento de putos, tortas y travas».
Fuente: El Litoral