La jugada de Javier Milei
Para sortear a las legislaturas provinciales, en la Casa Rosada interpretan que las provincias, tal como son citadas en la Constitución, están representadas en el Congreso, por lo que no es necesario pedir autorizaciones legislativas en cada una de ellas.
La diferencia no es menor: los gobernadores son mucho más fuertes en sus recintos más cercanos. En el parlamento nacional se hacen sentir, pero no siempre son decisivos. Con el esquema que pide Milei, podría darse la paradoja que un mandatario no esté de acuerdo con un reparto de fondos, pero quedar en minoría en la votación, aun entre los representantes de su provincia.
El debate no tiene fecha de inicio, pero, por si acaso, el senador de la UCR Víctor Zimmermann citó para el martes 22 a la comisión de coparticipación federal que funciona en la cámara alta. Allí es donde debería iniciarse una eventual reforma.
Fue en esa casa, durante el debate en comisión de la ley Bases, donde Francos anunció que intentará modificar la distribución de los impuestos. “Creo que es posible”, confió aquella vez. En diálogo con Letra P, Zimmermann sostuvo que cualquier debate tiene como punto de partida que ninguna provincia reciba menos que lo que ingresa a sus arcas.
“Actualmente, el 42,34% queda en la Nación y el 56,6% va a las provincias. Pero no se cumple, porque fueron sumándose impuestos que no se coparticipan en su totalidad”, remarcó el chaqueño, socio de LLA en su provincia. Zimmermann tampoco imagina posible ignorar a las legislaturas locales, como pide Milei, aunque admite que es un debate abierto. “Como es una ley marco, se entiende que cada provincia debe hacer su propio trámite parlamentario, pero los constitucionalistas están divididos”, señaló.
Los números
Si Milei abre la discusión, cada provincia tendrá su reclamo sobre la coparticipación y no será fácil un acuerdo a corto plazo por más urgencia del FMI, que también reclamó al Congreso sancionar reformas laborales y previsionales.
Ocurre que como la distribución entre las provincias del porcentaje de la recaudación que resigna la Nación (lo que se conoce como coparticipación secundaria) se definió sin otro criterio que la rosca legislativa del momento, sobran reproches y recriminaciones históricas.
Por caso, Buenos Aires tiene una lucha histórica porque recibe mucho menos recursos que los que aporta al fondo de coparticipación. De esa manera, su presupuesto sólo tiene el 54% de aportes que llegan de impuestos nacionales. El resto es recaudación propia. Un reclamo similar tiene la Ciudad de Buenos Aires, aunque en el Congreso hay quienes no le asignan estatus de Provincia y remarcan que su recaudación obedece a su condición de capital.
Hay provincias que subsisten sólo por la copa, como La Rioja (90% de sus gastos), Formosa (90,5%), Corrientes (86,5%), Jujuy (85,2%) y Chaco (83,7%). Son giros automáticos, por lo que ningún Presidente puede hacerse el distraído. El jefe de Estado sólo puede repartir a gusto el 1% de la masa coparticipable, que forma parte de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN).
Según el plan anunciado en la apertura de sesiones, Milei pretende que haya sólo seis impuestos, con porcentajes más bajos que los actuales, y que cada provincia pueda aumentar a gusto para nutrir sus arcas.
«El Estado Nacional establecerá un piso mínimo para cada impuesto, sustancialmente inferior al actual, y luego las provincias podrán elevarlo a su criterio. Indudablemente generará una competencia fiscal que dinamizará a sus economías”, fue la propuesta del Presidente.
La posibilidad de recuperar la “autonomía fiscal” con lo que hoy son impuestos nacionales es la principal bandera que tiene Milei para seducir a los mandatarios. Sin embargo, no podrá dar un sólo paso si no demuestra que, con su esquema, no perderán un peso de recaudación. Por eso Milei prefiere discutir en el Congreso, donde los gobernadores no siempre tienen la última palabra.
Fuente: Letra P