En la víspera de la llegada de Javier Milei a la Presidencia de la Nación, la antropóloga, Graciela Mercedes Labarthe, fue invitada a El Acople para analizar las propuestas del jefe de Estado electo el 19 de noviembre pasado. Repasó sus años de estudio y habló del clima convulsionado en la década de 1970, antes de la Dictadura Militar. Sobre la llegada de la Libertad Avanza al Gobierno nacional, consideró que “el Presidente propone continuidad al ajuste de los ´90”.
En una entrevista imperdible, Graciela Mercedes Labarthe explicó cómo lograron que se creara la carrera de Antropología en la Universidad Nacional de Salta. Recordó sus años de estudiantes en los años previos al Proceso Militar en la Argentina y también se refirió a las propuestas de Javier Milei, quien asumirá el próximo 10 de diciembre la Presidencia de la Nación.
¿CÓMO EMPEZARON CUANDO SE CONOCIÓ LA OFERTA EDUCATIVA?
En una reunión se dio por sentado que la carrera se creó, pero tuvimos una lucha un grupo de estudiantes bastante interesante. Yo vine a Salta, no soy salteña, pero adoptada y malcriada en Salta. Vine a Salta a ver qué me interesaba estudiar, porque no me dejaban ir sola ni a Córdoba ni a Buenos Aires, ya que era única hija. Fui a la universidad Católica, que era muy pequeña todavía en el año 1970. Vine a averiguar con el rector de la Católica y luego de la entrevista descubrí que había un instituto de Antropología y Ciencias Afines, donde se enseñaba Antropología Social y Biología.
Me inscribí en el año 1971 y comencé a cursar. Esto quedaba en la calle Mariano Boedo, en la parte de atrás del hospital San Bernardo. El director y fundador fue el profesor honorario de la Universidad de Tucumán, Amadeo Ciroli, quien fue una persona que recordarán muchos salteños. Fundó el instituto este porque fue un apasionado de la Antropología, un estudioso de los vertebrados fósiles en Salta. Estudió también el manganeso como tinte que utilizaban los aborígenes, fue multifacético y autodidacta en Antropología.
El General Perón le sugería que generara estudios de biología y de geología en Salta, porque era necesario para el futuro. Fue el creador del Museo de Ciencias Naturales, le habían donado una colección de rocas. También creó la carrera de Geología y Biología en la Universidad Nacional de Tucumán. Esos eran los antecedentes del profesor Ciroli, fundador del instituto en Salta.
Comencé la carrera en 1971 y comenzando 1972 sabía que había encendidas asambleas en calle Buenos Aires al 100, donde era el Rectorado hace mucho tiempo, cuando no existía el campus en la zona norte. Recuerdo que esta asamblea, que no era una cuestión aislada, se pedía que dejemos de depender de Tucumán porque había carrera de Humanidades, Letras, Filosofía e Historia y había disensos en el manejo de las carreras en Salta, respecto al manejo de Tucumán. Se pedía que se cree la Universidad Nacional de Salta, porque queríamos una universidad que no dependiera de la Iglesia católica, sino una universidad independiente.
No podemos aislar la creación de la Universidad Nacional de Salta y de la carrera de Antropología del contexto global. Antes de 1976 había un clima que era de mucha incertidumbre, de temor, si no estabas en la militancia política había cosas que no se entendía. Yo estaba muy abocada a los estudios. Ya desde 1973, con los enfrentamientos que hubo en la selva de Orán, con los guerrilleros que venían a Salta desde Bolivia donde estaba el “Che”, para generar un movimiento revolucionario acá. Había un clima en Salta, por ejemplo, en 1970 se creó el ERP y después Montoneros, comienza a haber todo un clima efervescente de reclamo por derechos.
A esto se suma esta serie de asambleas en las que yo participaba. Ahí se pedía la carrera de Enfermería y yo pensaba que se podía pedir también la carrera de Antropología, entonces comencé la tarea en el instituto para convencer a mis compañeros de ir a las asambleas. Así pasó y 23 estudiantes del exinstituto de Antropología y Ciencias Afines nos inscribimos para el año 1973 en la Universidad Nacional de Salta, que se creó a finales de 1972. Estuve en una manifestación de estudiantes porque había venido el presidente de facto Lanusse a inaugurar el dique Cabra Corral.
Fue en mayo de 1972 y nos reunimos frente a la casa de Gobierno, para manifestar esta necesidad. Se creó la universidad, hay decretos y otros antecedentes formales y se crea la carrera de Antropología. Para nosotros, entonces, comenzó otro momento histórico: solicitar que se elabore un régimen de equivalencias. Recuerdo con mucho cariño la figura de la profesora Cabral, que enseñaba historia, pero también era muy dedicada y estudiosa. Era secretaria académica y ella decía que iba a hacer el análisis de todos los registros, pero todo dentro de lo legal.
Primero nos inscribimos los 23, comenzamos a estudiar, pero en ese momento nos incorporaron a la carrera de Economía. Es decir, era Facultad de Economía, Ciencias Jurídicas y Sociales. Teníamos clases en la avenida San Martín al 300, en un salón muy grande y recuerdo que mi hijo, que tenía seis meses, gateaba en medio de los estudiantes. Los profesores que se contrataron vinieron de la UBA y de la Universidad del Litoral en Santa Fe y algunos de La Plata.
Fue una época convulsionada y de inestabilidad dentro de las cátedras. Comenzamos a estudiar, pero los profesores tenían distintas orientaciones: algunos eran marxistas, otros eran trotskistas, otros de extrema derecha. Teníamos un profesor que era uno de los geógrafos más importantes de Latinoamérica y contaba en las clases que se había venido de La Plata porque había estudiantes que habían quedado libres y que se presentaban a rendir. Se sentaban en primera fila y se abrían los sacos para que el profesor vea que tenían las armas en la cintura. Esos eran grupos de Montoneros.
Cansado de esa violencia, el profesor se vino a la Universidad Nacional de Salta. Había tensiones también entre los exestudiantes de Antropología del instituto y los que se habían anotado en la universidad.
DICTADURA MILITAR
Comenzaron a irse muchos profesores antes de la Dictadura, en 1975. Los profesores se exiliaban e incluso había ya estudiantes desaparecidos de la Universidad Nacional de Salta. Habían desaparecido a esa altura dos estudiantes de Ciencias Económicas muy jóvenes; diez docentes; tres personas que desempeñaban tareas administrativas. En junio de 1975 se cierra la inscripción de la carrera en todo el país, las carreras de Antropología, Sociología y Psicología por ser consideradas peligrosas, porque al trabajar con personas, creían que los aleccionaban, con ideas, pensamientos y críticas.
Se cerraron, pero permanecimos estudiando, aunque el clima se volvió casi insostenible porque no imaginen la zona norte como actualmente. Había solamente una ruta y todo era campo, salvo una pequeña construcción cerca de la Universidad Católica y los campos militares. Sucedía que nosotros íbamos en colectivo y no sabíamos si llegábamos a la universidad, porque paraban al colectivo y estaba el camión del Ejercito, todos armados, subía un militar, pedían los documentos, miraban y si había algo que para ellos era sospechoso, lo bajaban y quedaba en el camión.
Entonces no sabíamos si llegábamos a la universidad o no. Siempre estaba el Ejército, había que hacer dos filas y entrar de a uno, nos palpaban todo el cuerpo, era muy violento. Tiraban lo que teníamos en los bolsos y revisaban. Si no había nada que podía ser considerado peligroso, podías pasar. Me tocó ver que a un estudiante lo detuvieron y subieron al camión porque tenía un libro pequeño con tapa roja que decía El Contrato Social.
NUEVO GOBIERNO Y MEDIDAS DE MILEI
Personas de mi generación hemos pasado por distintos gobiernos y estoy escribiendo un texto sobre quienes nos hemos quedado. Hubo exiliados por el Proceso, desaparecidos, gente apreciada que fue dinamitada viva en El Encón, antes de 1976. Había una violencia muy grande, pero de esto no se hablaba porque era peligroso. Todo este clima convulsionado fue muchos años, había que educar a los hijos de un modo particular para que no vayan a decir cosas peligrosas, mientras hacíamos nuestra tarea de antropólogos.
Lo que están planteando viene desde 1970, con la crisis mundial de petróleo, cuando comenzó todo un cambio político en el mundo, que nos llevó después a la apertura de los mercados financieros que es la globalidad. O sea, la erosión de los límites, estas cosas acompañadas por las comunicaciones virtuales expanden la experiencia, se borra la frontera, cambian los sistemas económicos. En un momento dado, a fines de los ´80 y principio de los ´90, comenzó lo que se conoce como el ajuste estructural global. El mundo tiene que reajustar su economía, viene desde el Banco Mundial, el FMI y el Gobierno de los Estados Unidos.
Argentina es uno de esos países después del Proceso. Es más, en la universidad nos hicieron autoevaluarnos, no pusieron una empresa para que nos evalúe porque la idea era vender al privado las universidades, es decir, lo que se está proponiendo ahora porque no se pudo ni privatizar la Educación ni la Educación, por los nuevos movimientos sociales de protestas. Ahí es cuando comenzaron los primeros piquetes y la toma de fábricas. Todo ese ajuste global es lo que el nuevo presidente propone como una cosa nueva, pero es la continuidad del ajuste que no se pudo terminar en los ´90.
El típico caso era decir que el Estado daba pérdidas, entonces había que privatizar las empresas del Estado. YCF querían privatizarlo, pero no lo lograron por la protesta de los mineros y se concesionó a un privado por diez años. Vaciaron la empresa, como vaciaron Altos Hornos Zapla en Jujuy. Menem había ido a la empresa carbonífera y había dicho ´no los voy a defraudar´. Todos estos movimientos se generaron por muchos años de inestabilidad política, social y económica. Llegamos a este momento, en donde los textos hablan de la posmodernidad. Los antropólogos tenemos que aportar otra mirada al análisis de la cultura. Estos cambios a una globalidad multinacional, con todos los cambios de las reglas de juego, de las comunicaciones, de la fuerte presión de cambio cultural que viene desde los medios de comunicación; los cambios políticos y sociales que se imponen a los países, hacen que el antropólogo tenga otra aproximación al fenómeno cultural.
Sobre todo, viendo cómo se expresa este ajuste, que no solamente es en el país, sino también en otros países. Tenemos que ver cómo se expresa en la vida de las personas todas estas presiones globales. Se está expresando claramente y es lo que trabajamos los antropólogos. Se ven los movimientos sociales, los sindicatos están en alerta en Argentina, sin embargo, el nuevo Gobierno promete un ajuste fuerte. La gente necesita un cambio, pero no sé si es el cambio que la gente necesita. Los antropólogos seguimos trabajando, analizando estos fenómenos, sin perder de vista el contexto global y cómo se expresa a nivel local, en la práctica cultural de los individuos. Es lo que a mí me interesa.
Hay que analizar primero la cuestión global, luego los mandatos en los ajustes, cómo ajustar, etcétera. Hay que ver la situación y qué ha pasado en Gran Bretaña con Margaret Thatcher y en Alemania, con la privatización de las empresas carboneras. Hubo momentos de convulsión en el paso de lo estatal a lo privado. Analicé esta situación global y los cambios culturales que se desarrollan dentro de las empresas, porque las empresas estatales tienen objetivos distintos a los de las empresas privadas. Entonces, la vida dentro de las empresas cambia, toda la conducta cambia y también cambia la vida en la comunidad. Está la empresa, la vida dentro de la empresa, la cultura del trabajo y los cambios en las características de las familias, porque la crisis también se expresa dentro de las familias.