Imagen Ilustrativa
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En cuatro años, Macri destinó el 66% del dinero para agua y cloaca a tres gobernadores amigos. Una auditoría del Ente Nacional de Saneamiento (ENHOSA) revela que todavía hay 8 millones de argentinos sin acceso. Entre 2016 y 2019 la inversión federal se redujo en un 82% y perjudicó al norte.

La última vez que Mauricio Macri habló sobre la extensión de la red de agua y cloacas durante su gestión fue en medio de la campaña por su reelección. En el segundo debate presidencial obligatorio, realizado una semana antes de la primera vuelta de octubre, aseguró que “2 millones y medio de personas”, habían sido beneficiadas con la extensión de la red cloacal y de agua potable en sus domicilios. Detrás de ese producto discursivo, que los escuderos de la alianza opositora todavía reivindican, el espejo de los datos refleja una realidad totalmente distinta en el interior del país a partir de una auditoría realizada por el Ministerio de Obras Públicas de la Nación dentro del Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamiento (ENHOSA), el organismo federal que entre 2015 y 2019 dependió de la cartera de Interior y Obras Públicas que encabezó el entonces ministro Rogelio Frigerio.

El estudio interno, al que accedió Tiempo en exclusiva, revela que el Ente afrontó un severo ajuste, pero los fondos que quedaron disponibles fueron destinados a Córdoba, Buenos Aires y Mendoza, dos provincias administradas por Cambiemos y una por el peronista Juan Schiaretti. El dato es la contracara de la sobreexplotación discursiva que hizo la administración de Macri respecto al alcance de la red de agua en el área metropolitana, donde ya hay un nivel de cobertura superior al 97%, a través de la empresa estatal AySA. Por fuera de esa geografía, el ENHOSA privilegió a los aliados y dejó afuera a territorios con un déficit de saneamiento muy alto, como las provincias del norte argentino.

El documento concluye que todavía hay 8 millones de argentinos que no tienen acceso al agua, pero hay 5 millones que podrían tenerlo, porque les falta la extensión de la red que llegue a sus domicilios. Esa misión corresponde a las empresas provinciales, que dependen de las inversiones que el ENHOSA podría realizar. Para llegar a esos 5 millones el ENHOSA planea trabajar con los intendentes comunales de todo el país, dentro de un escenario crítico que incluye especialmente a las provincias del norte argentino: Misiones tiene el peor acceso cloacal de todo el país, con un 27% de cobertura, le sigue Santiago del Estero con el 25%, Formosa con el 34% y Salta, que cuenta con el 67% de cobertura en su zona más poblada, casi no tiene alcance en el norte definido por el límite con Bolivia y Paraguay. La zona volvió al centro de la atención nacional este verano por la muerte de nueve niños de origen wichí y criollo por cuadros de desnutrición y deshidratación, en un contexto de ausencia casi total de acceso al agua potable en medio de una creciente sequía e históricos problemas estructurales de saneamiento.

“Hasta el año 2015 se habían ejecutado más de 3400 obras simultáneas en todo el territorio nacional, mientras que a finales de 2019 se realizaron 28 obras, de las cuales más de la mitad se encuentran paralizadas”, sostiene la auditoría realizada en las entrañas del ENHOSA. La inversión pública total en materia de saneamiento “se redujo en un 82%, pasando de U$S 419 millones en el año 2014 a 75 millones en 2019”, mientras que a nivel macroeconómico “la inversión en agua y cloacas desde el presupuesto nacional se redujo del 1,5% en 2013 a 0,5% en 2019”. Lo que quedó de ese ajuste tuvo un quinteto de destinatarios privilegiados.

Si hay ajuste, que no se note

Dentro de la reducción presupuestaria para saneamiento a nivel federal, la administración de Macri no sólo desarrolló un discurso para demostrar lo contrario, sino que concentró los pocos recursos que tenía en las provincias del interior donde el entonces oficialismo necesitaba sumar electores. La muestra está en el capítulo de la auditoría que analiza el destino de las obras iniciadas en el período 2016 – 2019.

Según el documento, en los últimos cuatro años el ENHOSA desembolsó $ 13.493 millones, pero Córdoba, Buenos Aires y Mendoza  concentraron el 66% de las obras financiadas por ese organismo. La administración del cordobés Juan Schiaretti, el mandatario peronista que goza de una estrechísima relación con Macri, recibió $ 6534 millones para extender sus redes. La inversión federal fue clave para la performance electoral del mandatario mediterráneo que resultó reelecto el año pasado. Parte de ese caudal en las urnas fue reforzado gracias a las obras de saneamiento financiadas por la Nación, que le dedicó a Córdoba el 48,43% de toda la inversión de los últimos cuatro años.

El segundo puesto de provincias beneficiadas lo ocupa la gestión de la exgobernadora María Eugenia Vidal que recibió el 8,58% de la inversión total del ENHOSA entre 2016 y 2019, equivalentes a $ 1157 millones. El despliegue financiero se sumó a los desarrollos paralelos impulsados por la empresa estatal AySA con jurisdicción en la Ciudad de Buenos Aires y en el conurbano bonaerense, que también dependía de la cartera de Frigerio.

Mendoza, gobernada entre 2016 y 2019 por el radical Alfredo Cornejo, recibió del ENHOSA un desembolso de $ 1155 millones para sumar beneficiarios a sus redes. El Estado cuyano, que sigue en manos de la UCR, pero ahora a cargo Rodolfo Suárez, está en el tercer puesto del ranking auditado, porque recibió el 8,57% del total de fondos federales para agua y cloaca.

El resto de las provincias destinatarias no cambia la orientación política de los fondos. Neuquén, gobernada por Omar Gutiérrez, del MPN, está en el cuarto puesto de prioridades al recibir el 6.92% de la inversión total, mientras que Río Negro, conducida hasta el año pasado por Alberto Weretilneck, obtuvo el 6,69% del total. Le sigue la gestión del entrerriano Gustavo Bordet (PJ) con el 6,52% y el sanjuanino Sergio Uñac con 4,66% de los fondos.

Fuente: Tiempo Argentino