El Observatorio Sindical de Géneros y Relaciones Laborales es un espacio que se propone avanzar en la construcción y sistematización de información y generar materiales que ofrezcan propuestas sobre cómo combatir la violencia política.
En palabras de Clarisa Gambera, Secretaria de Género y Diversidad de ATE Nacional: “Se trata de una herramienta en construcción, que va a ir definiendo prioridades, temáticas y acciones en función de lo que definamos colectivamente. Es una herramienta de nuestra ATE pero también y principalmente es una herramienta para las compañeras, compañeres y compañeros que venimos luchando por limitar las violencias y las desigualdades en nuestros lugares de trabajo, en nuestros sectores, en nuestras organizaciones”.
El informe fue elaborado a partir de la recolección de información publicada en medios masivos de comunicación nacionales, sindicales y en las redes sociales de dirigentes y activistas.
El trabajo detalla cuatro formas en las que se manifiesta la violencia política de las nuevas derechas: contra activistas y dirigentxs; contra leyes y resoluciones; contra instituciones y organizaciones y contra símbolos y discursos.
En el primer caso, se trata de manifestaciones que buscan cuestionar y/o derogar derechos adquiridos que permiten la igualdad y equidad de géneros.
El segundo apartado, da cuenta de diferentes manifestaciones que intentan censurar, cuestionar y/o anular discursos legitimados por las luchas transfeministas y LGBTIQNB+ tales como la brecha salarial en el mercado de trabajo, el feminicidio y el transfemicidio en oposición a los crímenes pasionales, y la utilización del síndrome de alienación parental (falso SAP) como forma típica de deslegitimar denuncias de mujeres.
La tercera tipificación, se propone sistematizar hechos de violencia que cuestionan, obstaculizan y/o dañan el funcionamiento de instituciones u organizaciones que defienden la equidad de género o que el hecho de la violencia se suceda principalmente por una acción que la organización llevó adelante en ese sentido.
Finalmente, el cuarto grupo de acciones busca sistematizar información acerca de hechos de violencia que se llevan adelante contra dirigentxs y/o activistxs. Las acciones de violencia política pueden ser físicas, psicológicas, sexuales, simbólicas y tienen por objetivo amedrentar, hostigar, infantilizar y/o desprestigiar a las personas por su accionar político con el objetivo de perjudicar su función y capacidad de acción.
El informe señala que desde el cierre de las PASO hasta el siete de diciembre se registraron 169 acciones que avanzan en contra de determinadas conquistas de los movimientos transfeminista y LGBTIQNB+ hacia activistas, símbolos, leyes o instituciones. La distribución geográfica de la información recolectada incluye a 12 provincias.
El 33% se trata de violencias contra leyes y resoluciones, por nombrar solo un ejemplo de los que se enumeran en el informe, en octubre, Martín Menem, hoy presidente de la Cámara de Diputados y representante de La Libertad Avanza, durante una capacitación de fiscales de La Libertad Avanza dijo: “Si una persona con DNI de hombre aparece vestida con ropaje de mujer, no podrá votar, tendría que cambiarse y volver a ir a votar”. Estos dichos quedaron registrados en un video que se puede consultar en YouTube y fue denunciado ante el INADI.
El 30% de las acciones recolectadas atentan contra organizaciones e instituciones como la que llevó adelante La Libertad Avanza en su campaña electoral logrando instalar el cuestionamiento sobre espacios estatales que trabajan con mujeres y LBGTIQNB+, específicamente en líneas ligadas a violencia e inclusión. Se registraron amenazas reiteradas contra las trabajadoras de la línea 144 encargada de acompañar y asistir a personas que transitan situaciones de violencia de género; dos amenazas de bombas contra la institución; amenazas y hostigamiento reiterado contra las choferas encargadas de manejar la camioneta ploteada de la institución, entre otros hechos que menciona el informe.
El 24% de los sucesos registrados refieren a violencia simbólica y discursiva, ejemplo de esto es un mensaje del 17 de noviembre proveniente de una persona que se infiltró en al menos dos organizaciones TTNB y envió mensajes de odio por chat que incluían un sticker de Videla y decía: “Capo subite a mi Falcon y lo charlamos”. “Ya van a ver loquitas, raritos de mierda. Se les van a terminar las hormonas, ya van a volver a usar pollera”.
El 13% de las violencias se expresaron contra dirigentes y activistas. Entre estas se destaca la emboscada contra una persona que volvía a su casa luego de la marcha del orgullo en La Rioja, la golpiza a una maestra que llevaba la bandera del orgullo en su mochila en la Lomas de Zamora-Pcia de Buenos Aires y las agresiones físicas que recibió lx activistx trans no binarie y defensorx de derechos humanos Manu Mirelles.
Este informe refleja solo una parte de las consecuencias del avance de la ultraderecha en Argentina y fija la lupa en el incremento de la violencia política, específicamente contra conquistas feministas, transfeministas y LGBTIQNB+ que buscan garantizar condiciones de mayor igualdad de género. Estas formas de violencia pretenden debilitar movimientos políticos que mostraron gran capacidad de resistencia, organización, creatividad política, que lograron construir masividad y llevar adelante transformaciones que potenciaron la lucha de lxs trabajadorxs.