La prioridad del presidente de Argentina ha estado en estabilizar su moneda. Pero la avalancha de contrabando perjudica a las empresas y sube el temor a una derrota en las urnas
Por Patrick Gillespie
Fotos y vídeos por Sarah Pabst para Bloomberg
Hace dos años, los votantes en Salta respaldaron abrumadoramente a Javier Milei en la elección presidencial de Argentina. Ahora, una tambaleante economía dominada por el mercado negro socavaría su apoyo político justo cuando más lo necesita.
Salta, la provincia en el noroeste argentino, posee vastas reservas de litio, cobre, plata y oro. Los viñedos de la región de Cafayate, enclavados frente a los Andes, producen galardonados Malbecs y otras variedades muy buscadas.
Milei primero mantuvo estrictos controles cambiarios que heredó de gobiernos anteriores, y ahora gasta reservas para apuntalar la moneda en mercados locales. Como resultado, “Salta la Linda” ha visto un diluvio de contrabandos y falsificaciones —desde iPhones y tablets hasta lavarropas y papel higiénico— que cruzan la frontera desde Bolivia, en camino a compradores en Buenos Aires y otras ciudades del país.
Salta “fue la puerta de entrada hace muchos años para todo —para narcotráfico, para la trata de personas, para contrabando”, dijo Mauricio Loutaif, un comerciante de tercera generación en la ciudad fronteriza de Orán. “El contrabando siempre existió, siempre estuvo en la zona, pero en los últimos años hay un contrabando que no tiene precedentes”.

Cada día al amanecer, los trabajadores en las tierras bajas tropicales de Salta enfrentan el agobiante calor, los mosquitos y serpientes venenosas para participar en el caótico comercio fronterizo. El aire huele a melaza quemada de refinerías de azúcar y del humo de incendios forestales. Los jóvenes corren por senderos estrechos hasta las orillas arenosas y cubiertas de basura de los ríos. Ahí los esperan barcazas para transportarlos a los empleos que mantienen el flujo de mercancías baratas.
Toda esta actividad es en gran parte resultado de los esfuerzos de Milei por mantener el valor del peso. Al mismo tiempo, los problemas económicos en Bolivia hacen que su moneda se desplome, creando un enorme descuento para los consumidores del otro lado del río.
El peso fuerte impulso el comercio en la frontera
A pesar de la estabilidad que ha aportado EE.UU., Milei corre peligro político. Su coalición fue derrotada en las elecciones legislativas locales de Buenos Aires en septiembre, y sus partidarios temen un resultado similar en las elecciones de medio término del 26 de octubre.
Milei le arrebató Salta a los Kirchner
La expresidenta Cristina Fernández de Kircher y sus partidarios ganaban en Salta hasta la llegada de Milei.
Las consecuencias podrían ser graves para los candidatos de Milei. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo la semana pasada que la ayuda de Washington depende de que Milei permanezca en el poder.
“Si no gana”, dijo Trump, “nos vamos”.
Salta es una de varias provincias del interior donde la coalición gobernante de Milei necesita recuperar el terreno perdido en Buenos Aires. Allí, la provincia más poblada del país, muchos votantes desencantados por la campaña de austeridad de Milei se quedaron en casa. Esto resultó en la menor participación electoral para unas legislativas en décadas. Los jóvenes que lo habían apoyado hace dos años no acudieron con la misma fuerza esta vez.
En Orán, una ciudad en Salta cerca de la frontera con Bolivia, más de treinta comercios cerraron este año debido a la competencia del contrabando desde Bolivia. Entre algunas de las tiendas que sobreviven dicen que sus ventas han caído casi a la mitad.
Las empresas locales enfrentan problemas reteniendo trabajadores, que prefieren abandonar la seguridad de un salario y beneficios para realizar trabajos extenuantes que pueden pagar hasta cuatro veces más. En la última década, aproximadamente un millón de trabajadores en Argentina abandonaron el sector formal por empleos informales, según datos del gobierno.


Varias veces por semana, Ávalos conduce desde Orán y hace el cruce en bote en dos minutos a Bolivia. Allí compra los productos que sus clientes argentinos le piden. Luego contrata principalmente a mujeres jóvenes para cargar paquetes de hasta 50 kilos de vuelta a Argentina, donde ella las espera con su auto.
Ávalos estima que gana 2,4 millones de pesos al mes —unos US$1.600— trabajando medio tiempo, el doble de lo que gana un empleado a tiempo completo en una tienda en Orán. Recientemente amplió su casa y les regaló iPhones a sus dos hijos mayores.
“Creo que estoy mejor”, dijo, agregando que prefiere trabajar en negro porque el dinero rinde más. Ávalos aseguró que no votará por Milei porque lo considera desconectado de los argentinos que padecen sus planes de austeridad.
“Si vos tenés un trabajo en blanco, vas a tener que hacer otra cosa, porque no vas a llegar al mes”, dijo. “Es la realidad, tenés que tener dos trabajos”.
Crece el empleo informal en Argentina
El empleo en negro sigue creciendo mientras que se estanca el trabajo en el sector formal
Las importaciones baratas también devoraron los ingresos de muchos agricultores salteños. Fernando Ortiz, que tiene una finca de casi 200 hectáreas cerca de la frontera, contó que no cosechó la mitad de sus tomates y berenjenas en junio. Dijo que no valía la pena recoger la producción fresca cuando una caja de 20 kilos de tomates se vendía a apenas 7.000 pesos, frente a los 23.000 pesos de un año antes.
“Ha cantado victoria antes de ganar el partido”, dijo Ortiz, describiéndolo como agresivo y errático. “Se sienta con un amigo y en 15 minutos son enemigos”.


El gobierno de Trump ha tomado nota mientras ambos países negocian un acuerdo comercial. Un informe de la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. publicado en abril señaló que “distintas partes informan una competencia desleal generalizada de vendedores de productos falsificados o pirateados”, y mencionó un mercado negro en Buenos Aires, además de señalar que “las ventas de falsificaciones en otros puntos físicos siguen siendo altas”.
Aunque Milei ha desplegado un gran número de efectivos de la Gendarmería para patrullar Salta, esto no ha frenado el comercio ilícito. Los contrabandistas han abierto rutas alrededor de los puestos de control, apenas ocultas a la vista.
El año pasado, Fabio Castillo, como miles de sus compatriotas bolivianos, se mudó a la ciudad fronteriza de Bermejo para aprovechar la bonanza. Su pequeña tienda genera unos US$50.000 mensuales vendiendo dispositivos Google TV, parlantes JBL y otros equipos a compradores que pagan en pesos
“Gracias a las políticas de Milei, por eso vamos bien, por su moneda”, dijo. Aunque su negocio empezó a resentirse en septiembre cuando el peso se debilitó tras la derrota electoral de la coalición de Milei, celebró cuando EE.UU. intervino.
“Ya estamos más tranquilos”, dijo. “Me alegra mucho esta noticia”.
En Argentina, quienes tratan de competir con las gangas del mercado negro sienten la presión. Loutaif, el comerciante de Orán, contó que las ventas en su cadena de tiendas de ropa deportiva cayeron 40% este año. Perdió cerca de un tercio de sus 27 empleados, varios de los cuales se fueron a trabajar como contrabandistas.
“Creo que la gente está aguantando, apostando por el proyecto de Milei, pero creo que Milei está entrando a la recta final de la tolerancia de la gente con su gobierno”, dijo Loutaif.
Los hermanos argentinos Nelson y Jorge Frías dejaron sus trabajos en una carnicería de Orán el año pasado para dedicarse al contrabando. Les duelen las espaldas por cargar heladeras completas sobre los hombros al cruzar los ríos, pero al menos económicamente les va bien.
Jorge, de 27 años, contó que en los buenos días gana unos 50.000 pesos, más del doble de lo que obtenía cortando carne. No mostró ningún interés en votar este mes, reflejando la apatía electoral que condenó a Milei en Buenos Aires.
“No me importa” quién esté al mando del país, dijo. “Uno tiene que sobrevivir”
Fuente: Bloomberg








