Junto a los obispos de Bariloche, Juan José Chaparro y de Reconquista, Ángel José Macín; el de Orán, monseñor Luis Scozzina, integra la Comisión de Pastoral Aborigen de la Conferencia Episcopal Argentina. Este domingo comienza la Semana de los Pueblos Indígenas y esa rama de la Iglesia católica, pide que no se pierda de vista a los pueblos originarios, para quienes el coronavirus “en un eslabón más de dolor y sufrimiento, en medio de tantas postergaciones y olvidos”.

La Comisión de Pastoral Aborigen de la Conferencia Episcopal Argentina recordó que la Semana de los Pueblos Indígenas tuvo su inspiración en el Primer Congreso Indigenista Panamericano, realizado por primera vez en México, el 19 de Abril de 1940. Y consideró “la necesidad de visibilizar más esta realidad, y en solidaridad con los Pueblos Originarios”. Por ello, ENDEPA decidió extender la celebración durante una semana. Este año se hace desde el 19 al 25 de Abril, y tiene como lema “somos vida en el territorio”.

Dice la carta pública firmada por los tres obispos, que “aunque en esta situación de emergencia (por el coronavirus) puedan visualizarse distintas prioridades, todas atendibles, no sería razonable y justo perder de vista a nuestros hermanos y hermanas de los Pueblos Originarios, ya que para muchas de sus comunidades, esto los golpea de un modo particular y se constituye en un eslabón más de dolor y sufrimiento, en medio de tantas postergaciones y olvidos. No podemos olvidar, por ejemplo, la situación de nuestros hermanos Wichi, de la zona del Chaco Salteño, donde la falta de agua (esencial para combatir el COVID – 19) es una grave emergencia crónica, de la cual todos somos responsables. A pesar de la atención de tantas urgencias, no tenemos que abandonar el compromiso por resolver este y otros flagelos”.

También se refirieron al aislamiento obligatorio, al sostener que “el valor del territorio vinculado a la vida lo estamos redescubriendo en este tiempo, en el cual tenemos que quedarnos en nuestras casas. Para algunos, esto implica un redescubrimiento de la pertenencia a un lugar, al espacio que ocupamos, y deviene una experiencia a la saga positiva. Para otros, lamentablemente, se transforma en un problema por el hacinamiento y la falta de infraestructura básica para la vida cotidiana”.

En este sentido, la expresión “somos vida en el territorio” y, sobre todo, el testimonio de nuestros hermanos indígenas, que como dice el Papa Francisco “tienen mucho para enseñar a la humanidad” (Francisco, Discurso en San Cristóbal), nos interpela proféticamente acerca del cuidado de la casa común, y del espacio que cada persona y cada comunidad necesitan para desarrollar con serenidad su vida y su cultura. El Santo Padre insiste en el tema, diciendo: “…los pueblos indígenas amazónicos expresan la auténtica calidad de vida como un “buen vivir” que implica una armonía personal, familiar, comunitaria y cósmica, y que se expresa en su modo comunitario de pensar la existencia, en la capacidad de encontrar gozo y plenitud en medio de una vida austera y sencilla, así como en el cuidado responsable de la naturaleza que preserva los recursos para las siguientes generaciones. Los pueblos aborígenes podrían ayudarnos a percibir lo que es una feliz sobriedad y en este sentido «tienen mucho que enseñarnos»” (QA 71). Siguiendo esta visión, todos estamos llamados a cuidar “nuestro lugar en el mundo”, y respetar y cuidar el “lugar de los demás”.

En la carta también agradecieron a  ENDEPA (Equipo Nacional de Pastoral Aborigen), a religiosas y religiosos, consagradas y sacerdotes, a laicas y laicos, a los Equipos Diocesanos de Pastoral Aborigen, y a tanta gente que se preocupa y se ocupa de mantener encendida este llamado a la solidaridad con los Pueblos Originarios, y que comparten la vida con ellos, los saludamos y los alentamos, con la confianza puesta en Aquel que vino para transformar nuestra historia, Cristo Resucitado.

Fuente: https://www.endepa.org.ar/