El Ministerio de Salud provincial, a través del Laboratorio de Investigación y Producción de Biocontroladores, se encuentra abocado a producir un insecticida biológico llamado BTI. El principal objetivo de este producto es controlar las larvas de mosquito, principalmente en pozos ciegos, para evitar la proliferación de insectos transmisores de enfermedades como el dengue.

En uno de los últimos programas de El Acople Informativo – conducido por Natalia Nieto y Diego Ferreyra – Daniel Hoyos, rector de la UNSa y Nicolás Innamorato, vicerrector de la UNSa, explicaron que los investigadores de la Casa de Altos Estudios estaban trabajando en este sentido.

«El año pasado, en Salvador Mazza, hicimos la validación de un producto que fabrica el laboratorio, que es un biocontrolador a base de agentes que sirven de alimento a las larvas», explicó la doctora, Carolina Campo, del Laboratorio de Investigación y Producción de Biocontroladores de Salta, según consignó Télam.

La técnica detalló que «es un producto que ha sido mejorado para poder usarlo en pozo ciego, que es un ecosistema que antes no se tenía en cuenta para dengue y que es un verdadero criadero de mosquitos».

Este laboratorio produce un insecticida larvicida biológico llamado BTI, que se trata de un compuesto proteico sintetizado de la bacteria Bacillus Thuringiensis, de serotipo Israelensis.

El BTI elimina las larvas de insectos de los géneros Aedes aegypti, Anopheles, Culex y Simulium, los cuales incluyen a los mosquitos vectores del dengue, zika, chikungunya, fiebre amarilla, malaria e incluso a la «mosca negra» o jejenes.

El producto es líquido, cada botella contiene 30 mililitros y se aplica en los pozos ciegos, considerado uno de los grandes criaderos.

La elaboración de este biocontrolador estuvo a cargo de un equipo de docentes e investigadores de la cartera sanitaria provincial, de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Se trata de un larvicida inocuo para la salud humana, altamente selectivo, no afecta a otros insectos, ni a la flora y la fauna, es biodegradable, de rápida acción y no genera resistencia.

«Este producto sirve en pozo ciego y se hace extensible a todos los recipientes que puedan servir de foco de aedes» aegyptis (la principal variedad de mosquito que transmite el dengue), expresó Campo, quien detalló que el pozo ciego «es el desafío más grande».

La profesional apuntó además que el producto «tiene muchas virtudes» y detalló que los investigadores trabajaron «en un formulado que actúa en superficie, lo cual también es muy importante, por la ecología de la larva, que se alimenta de sustancias que están suspendidas en el agua».

En este sentido, sostuvo que a este BTI se le realizó un agregado que lo hace actuar «en superficie» y que «no se vaya al fondo del pozo o del recipiente, lo que hace más rápida la infestación de la larva y su muerte».

«La larva toma aire y se alimenta, entonces está en la superficie, donde el producto se mantiene por mucho tiempo», dijo Campo, quien agregó que el larvicida «tiene un poder residual prolongado».

Por otro lado, indicó que se avanzó en la capacitación para «el uso adecuado del producto, a operarios de dengue de las localidades de Salvador Mazza, Aguaray, Tartagal, General Mosconi, General Ballivián, Orán, Pichanal, Embarcación, Hipólito Yrigoyen, Aguas Blancas, Urundel y Colonia Santa Rosa».

«Todas esas personas han recibido la capacitación, han rendido un examen, han aprobado y están en condiciones de usar el producto antes que comience el próximo brote, sobre todo en pozos ciegos», precisó.

Además, manifestó que «Salvador Mazza ha sido la primera área operativa que ha usado el producto en terreno, lo hemos probado, anda muy bien y estamos orgullosos que sea salteño».

«En 15 días, de tener 300 o 400 larvas en un recipiente de 200 mililitros, pasamos a tener dos o tres larvas», ejemplificó la profesional y comentó que «en otras áreas operativas, como Aguaray, encontramos un pozo ciego que en un recipiente del tamaño de una botella tenía 7.000 larvas y, al aplicar el producto, en una semana se redujo a unas 3.500 larvas y en dos semanas nos quedaban apenas 30».

Luego, explicó que el producto es «de fácil manejo», aunque debe ser conservado en heladera, y señaló que «ahora los agentes que trabajan sobre dengue están haciendo los pedidos en función de los pozos ciegos no sellados que tiene cada localidad, y el cálculo de insumos que llegarán próximamente, cuando se garantice todas las condiciones para que el producto sea óptimo al momento del uso».

«Esto abre muchas otras puertas desde este laboratorio para el futuro, porque hay otros biocontroladores que se pueden generar no solo para las larvas, sino también para los mosquitos adultos, para las vinchucas», concluyó.